Quejas

Ayer fue domingo de paseo. Hace un mes que decidí dejar de pasar los domingos en casa hundido por la resaca y las miserias del fin de semana e intento escapar de mi casa a las 5 o 6 de la tarde, me encuentre como me encuentre. Quedé con Jokin en Callao a través del tuenti (el bakala del siglo XXI) y paseamos un par de horas hasta llegar al Lolina, el café vintage, a tomar un buen café con leche. Al tiempo de estar allí, aparecieron Nacho y Martín y tuvimos una buena charla de domingo otoñal. Ellos dos, que a parte de majos son muy sanos, llevaban media tarde dando vueltas por Madrid en bicicleta, pero unas bicicletas como venidas del futuro. Yo, que para los que no lo sabeis, no sé montar en bici (ni intenciones tengo), me quedé maravillado viendo como sus bicis se plegaban y llevaban luces. En esos momentos, son cuando te das cuenta de como avanzan las tecnologías.

Acabamos la tarde paseando otro par de horas y entrando al Burguer King de Callao a tomarnos dos Crispy Chicken por 3 euros. Para sorpresa, estaban allí Johanna Ortiz (a la que sabeis que idolatro), y sus amigos. Johanna salió el sábado a Elástico con un microondas a modo de bolso de mano y cuando despertó el domingo, tenía el tuenti colapsado a comentarios. Eso es crear tendencia. Me encanta Madrid, porque todo lo grande que parece, en realidad es un pequeño pueblo donde te encuentras a todo el mundo por cualquier lado y donde los rumores corren como la pólvora.

Este sábado el Elástico fue un despropósito. Hacia mucho tiempo que no veía allí a tanta gente metida dentro. Había momentos que la gente se movía en masa, rollo manifestación. Solo nos faltaba tener nuestra propia Pilar Bardem, que es la mujer-queja española. No hay manifestación importante en la que no está esta señora que se ha convertido en una mezcla del Señor Burns de los Simpson y Doña Rogelia. El Estado debería ponerla un sueldo como quejica oficial y obligarla a asistir a todas las manifestaciones, sean de lo que sean, con su megáfono y su pancarta. Hay gente que adora quejarse, como mi amigo Fernando Abras. El también es un quejica homologado.

Además a los deejays invitados les dio por pinchar como si estuviésemos en Fabrik. Remezclaban cualquier canción conocida con un chunda-chunda que para un rato, estaba bien. Pero dos horas continuadas... gracias a Obama que vino a salvarnos Luiliminili con un poco de pop y un poco de rock comercial. Me tire toda la noche intentando ligarme a Ángel Gil, pero el tío es un hueso duro de roer. Dentro coincidí también con Javier Vara, al que le da vergüenza que diga en público que es uno de los chicos más atractivos de Madrid y me dijo que era fan de mi blog.

Muchas gracias a todos los que comentáis en el blog, los que me escribís y me mandáis privados en el tuenti o me decís en persona que os gusta leer el blog. Así uno se anima a seguir adelante con él. Prometo no abandonarlo.


PD: Fe de erratas: Un saludo a la madre más arte de Fraga